Impuesto al carbono?
Incluir la huella del carbono en las etiquetas de los alimentos es una práctica que poco a poco se extiende, y es algo que los consumidores que se preocupan por el medio ambiente agradecen.
Recordemos que la huella del carbono muestra la contaminación generada a raíz de todos los procesos por los que ha pasado un alimento, producción, manipulación o transporte. Pues bien, algunas cadenas de supermercados colocan en las etiquetas un sello que muestra cuál ha sido la emisión contaminante resultante de los procesos descritos, los consumidores deciden si quieren o no adquirir este alimento. Esta iniciativa es voluntaria, aunque en otros países se ha convertido en una obligación y además en una tasa. Un ejemplo es Australia, ayer entró en vigor el nuevo impuesto del carbono en los alimentos y en todos los servicios, algo que buena parte de la industria alimentaria no ha visto con buenos ojos, se augura un incremento en los precios de los alimentos.
Otros países han apostado por el impuesto de la grasa como medida recaudatoria, Australia en cambio apuesta por mejorar el medio ambiente y el trabajo que desarrollan las empresas alimentarias del país para que reduzcan la huella del carbono. Hace varios meses se creó una guía de empresas cuya finalidad era informar, educar y asesorar a la industria para que realice los cambios oportunos que permitan reducir la huella del carbono. Esta guía también informa a los consumidores sobre sus derechos y cómo denunciar si detectan el incumplimiento de la ley, el nuevo impuesto del carbono va a dar que hablar y durante bastante tiempo.
Parece ser que la industria alimentaria no quiere trasladar el incremento de los gastos derivados de las modificaciones y prácticas en el transporte o manipulación a los consumidores siempre que sea posible, la razón es que se considera que un aumento del precio les hará ser menos competitivos con el mercado de la importación, pero entonces ¿quiere decir que este impuesto sólo afecta a los productores australianos?, al parecer así es. Como sabemos, un producto de importación tiene una huella del carbono superior a un producto similar local o del propio país, pero también tienen un precio muy competitivo y en algunos casos más barato que los que se producen en tierras australianas. La subida de precios forzosamente restaría competitividad, los consumidores en muchos casos se centran en el precio de los productos y no en características como la reducción de las emisiones contaminantes u otras cuestiones.
Teniendo presente el problema, el Gobierno del país ha destinado una partida presupuestaria a ayudar a empresas a realizar las reformas oportunas en cada eslabón de la cadena para que se reduzcan las emisiones contaminantes, sin embargo, deberán pagar el impuesto que variará dependiendo de las emisiones. Sin duda, el impuesto va a afectar a la competitividad de la producción, por lo que se baraja la posibilidad de que algunos fabricantes busquen las materias primas en otros países, y en algunos casos importarán los alimentos listos para comercializar.
La administración de Alimentos y Comestibles de Australia indica que algunos fabricantes ya han subido el precio de sus productos trasladando a los consumidores el gasto extra que va a generar el impuesto, como decíamos, es el pez que se muerde la cola ya que irremediablemente los consumidores centrarán su atención en los productos de importación similares que resulten más baratos. Claro, que en otros servicios no ocurrirá lo mismo y no tendrán más remedio que utilizarlos, un ejemplo es la electricidad, el gas, el transporte, etc.
Aunque estamos hablando de los alimentos, este impuesto afecta a todo tipo de empresas y servicios, es un impuesto aplicado a toda actividad industrial. Por otro lado, parece ser que algunas empresas van a exagerar el impacto de la nueva tasa en su actividad y será una justificación para subir los precios, aunque como decíamos cada caso es diferente, algunas empresas apuestan por lo contrario a fin de garantizar una continuidad y competitividad en el mercado. Los consumidores podrán pedir explicaciones o presentar una reclamación cuando detecten que el precio de un producto se ha incrementado, con este mecanismo se intentará evitar que algunas empresas se aprovechen de la nueva tasa para aumentar los precios de manera injustificada, para las consultas relacionadas con el funcionamiento de la nueva ley o el procedimiento para las reclamaciones del precio de la huella del carbono, se ha habilitado una página que informa de todas estas cuestiones.
Sobre este tema hay mucho que hablar, se ha generado gran revuelo en el país australiano y se teme que sean los consumidores quienes paguen el pato, de ahí que se hayan creado procedimientos para supervisar que algunas empresas no inflen sus precios. Quizá la idea de aplicar un impuesto de las emisiones contaminantes en los alimentos y otros servicios termine trasladándose a otros países, especialmente en aquellos donde parece que buscan todo tipo de medidas recaudatorias para aliviar el déficit de las arcas del Estado. Al final, la suma de los impuestos será mayor que el precio base de un determinado producto o servicio.
Fuente: http://www.gastronomiaycia.com 02/07/12
Fecha de publicación: 05/07/2012
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